Conseguir un peinado que dure todo el día no es cuestión de suerte, sino de técnica. Uno de los primeros secretos que todo estilista recomienda es preparar correctamente el cabello antes del peinado. Esto implica lavar con un shampoo adecuado, aplicar un acondicionador ligero y secar completamente para asegurar que los productos que se utilicen posteriormente funcionen con mayor efectividad.
El uso de productos de fijación es clave para prolongar la duración del peinado. Mousse, cremas moldeadoras, ceras y sprays deben elegirse según el tipo de cabello y el estilo deseado. Menos es más: aplicar la cantidad justa evita que el cabello se vea pesado o apelmazado. Además, usar productos con protección térmica ayuda a prevenir daños cuando se usan herramientas de calor.
Otro secreto poco conocido es la importancia de enfriar el cabello después del calor. Cuando utilizas planchas o rizadores, el cabello queda moldeado pero vulnerable. Al dejarlo enfriar completamente en su nueva forma —ya sea con rulos, clips o simplemente al aire—, se fija mejor el peinado y se logra mayor duración.
El acabado también cuenta. Un buen estilista finaliza el look con técnicas de detalle, como cardado estratégico en la raíz, aplicación de brillo o texturizante y ajuste de volumen según el tipo de rostro. Estas técnicas ayudan a mantener la forma durante más horas y a reforzar la estructura del peinado.
Finalmente, no se puede dejar de lado el cuidado post-peinado. Evitar tocarse constantemente el cabello, dormir con una funda de satén y utilizar sprays de retoque durante el día son estrategias simples que mantienen el look intacto. Un buen peinado no solo luce increíble, sino que también te da confianza para afrontar cualquier ocasión.